jueves, 4 de enero de 2007

EL ARTE EN LO SIMBÓLICO

EL ARTE EN LO SIMBÓLICO


Ciertamente, hemos sido unos ingenuos. Hemos perseguido el símbolo a través de los mitos, la religión, la astrología, el tarot, el I Ching, la cabala. Hemos considerado que el símbolo había desaparecido de nuestro horizonte hasta su casi extinción, expulsado por el conocimiento científico y la racionalidad. Lo hemos ido a buscar buceando en antiguos sistemas simbólicos que nuestra cultura actual prácticamente había olvidado y abandonado como disciplinas esotéricas obsoletas carentes de todo valor real. Y no hemos caído en la cuenta de que jamás olvidamos del todo los símbolos, de que cotidianamente nos valemos de lenguajes simbólicos para nutrir nuestro espíritu. Efectivamente, el arte es el lugar donde aún prevalece lo simbólico en nuestros días: los criterios que rigen el arte son los mismos que los que rigen los símbolos. Hemos estado manejando lenguajes simbólicos en plena era de la razón y la ciencia sin detenernos a dilucidar qué era en realidad lo que estábamos haciendo. Hemos dado al arte un valor “per sé”, reconocido y venerado universalmente, al tiempo que creíamos desentendernos de lo simbólico. El arte habla directamente al alma, como los símbolos, y es el alma quién decide en última instancia el valor del arte, sin que valgan en última instancia cualesquiera criterios o proporciones cuantitativas que pretendan justificar su valor, o el intento de justificar la preeminencia de una obra de arte sobre otra. Por muchas proporciones y fórmulas matemáticas que encontremos en las notas musicales, es en última instancia el efecto que producen en nuestros sentidos y en nuestra alma lo que les confiere el valor y la fiabilidad. Lo que ocurre sin embargo es que en el arte el símbolo sigue conservando para nosotros toda su vitalidad. El hecho de que no nos planteemos ni siquiera su utilidad y conveniencia es consecuencia de que estos símbolos que utilizamos están plenamente vivos y coleando. Nuestro espíritu capta con inmediatez que son válidos y auténticos como una canción de Louis Armstrong. No sentimos necesidad alguna de cuestionarnos por su validez. Nos sirven, nos son útiles.

Pero ¿qué podría aportar a la música, por ejemplo, el saber que lo que en el fondo está haciendo es manejar un lenguaje simbólico, jugando con símbolos? Quizá sólo entorpecería la creatividad, pues, sea lo que sea aquello en que consista, la música lleva miles de años practicándose espontáneamente, sin que haya habido prácticamente ni una sola cultura que la rechazara o la cuestionara (los talibanes de Afganistán es el único caso que yo recuerde). La música no necesita del reconocimiento de otras disciplinas simbólicas. El concepto de símbolo, que es lo que intentamos dilucidar, ha llegado a nosotros por vía negativa, una vez se ha intentado vaciar al conocimiento y a nuestra visión del mundo de toda traza simbólica. Un verdadero símbolo no se cuestiona, se vive, tal y como podemos vivir una sinfonía o un cuarteto. El alma y solo el alma decido si eso tiene o no valor, si vale o no la pena, y ese criterio es autónomo. No puede venir la ciencia y demostrarnos por argumentos objetivos y cuantitativos de que eso no es así. Es experiencia inmediata.

Otra cosa sea quizá lo que puede aportar la música y las artes a los antiguos sistemas y lenguajes simbólicos, como la astrología. La conciencia de que la música no se trata en definitiva de otra cosa que símbolos, aunque símbolos que captamos y comprendemos, símbolos vivos, puede ayudarnos a no ver esos sistemas como algo tan esotérico, insólito y estrambótico. Los signos zodiacales, los planetas, las casas y los aspectos son los elementos simbólicos que constituyen la astrología; los exagramas los que maneja el I Ching, los naipes el Tarot. Mientras que la música utiliza las doce notas musicales, las tonalidades, los intervalos, las cadencias y las modulaciones, así como los ritmos. La pintura los colores y el trazo. La escultura la forma en el espacio, la textura, los materiales. Todas estas disciplinas tienen en común que la ciencia no puede acceder nunca a lo que en última instancia nos dicen. Aunque entre en ellas la proporción, esa proporción, ese equilibrio o desequilibrio habla directamente al alma, y la ciencia como máximo puede aproximarse e intuir algo, pero jamás erigirse en árbitro objetivo de la cuestión, pues estamos en el terreno de la subjetividad, de la ambigüedad, del arte.

Pero si no es difícil reconocer las artes como lenguajes simbólicos, algo más difícil se presenta que un lenguaje simbólico pueda aportarnos conocimiento sobre la dinámica real de las cosas, del universo. Una música puede transportarnos a un determinado estado de ánimo, evocarnos incluso imágenes y situaciones. Podemos construir también a través del lenguaje astrológico, con los símbolos astrológicos, imágenes, situaciones que nos evoquen un tono u otro. Pero lo que pretende la astrología es que, en un determinado momento, según la configuración que se da en el cielo, esos símbolos que se constelan tengan que ver de alguna manera con lo que vamos a vivir nosotros aquí abajo, como si se tratara de la música que nos va a tocar vivir. Una verdadera música de las esferas. Es algo hoy por hoy imposible de aceptar. Nos falta aún mucho conocimiento y sabiduría simbólica para empezar a considerar estas cosas como algo menos inaudito e inasequible. Podemos conformarnos por el momento con el lenguaje simbólico de la astrología, como algo interesante que puede ayudarnos a desarrollar una nueva visión del mundo y de las cosas, un aspecto de la realidad que hemos ido dejando a un lado del camino a lo largo de muchos años de evolución de la ciencia y la racionalidad.

Es muy difícil llegar a admitir que el universo no sólo evoluciona según las leyes científicas que conocemos, sino que también evoluciona conforme a las mismas reglas que rigen el arte. O dicho de otra manera, que hemos omitido un aspecto en el conocimiento del universo, el aspecto simbólico. El aspecto del universo como obra de arte viva, en evolución y desarrollo. ¿Hay otros aspectos además del científico que contribuyen a configurar el universo?

No hay comentarios: